Cuando la única opinión que te importe, sea la tuya, habrás triunfado como ser humano. Pero opinión no es daño. No confundas la opinión de otra persona, que te tiene que importar lo más mínimo, con sus sentimientos. O con cualquier cosa que haya sido provocada por ti y haya hecho daño a alguien que no eres tú.
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FOTOGRAFÍA: Elsa Hoghton